Investigar: ¿qué se dice sobre el currículo actual y futuro del mundo universitario? ¿cuáles son las mejores prácticas y dónde se están dando?
En primer lugar, es necesario una primera aproximación al impacto de la tecnología en el aula. Según el último análisis sobre el uso de las TIC en las universidades españolas, casi un 80% de las universidades están inmersas en un proceso de transformación digital, que debe ser acompañado de una transformación cultural de la propia organización. El alumno, nativo digital, ya está plenamente habituado a las TICs, por lo que el papel del docente debe ser aprovechar esta situación, y mejorar su método de enseñanza junto con ellos. No acompañar la evolución de los programas formativos y de las metodologías con las nuevas tecnologías sería un gran error. Pero, siempre actuando esta última como apoyo, no como fin último.
Dentro del encuentro de rectores y exrectores que cada año organiza La Nueva España, mencionan que es urgente la revisión de la actual Ley Universitaria, para superar la actual burocratización que limita la autonomía. En ese encuentro también se habló del potencial de los dobles grados, pues pueden dotar al alumno de una formación básica y sólida para acceder a todo tipo de trabajos, pese a no estar especializados en ninguna área en concreto.
Pero no hay que señalar únicamente al Gobierno como único freno de la evolución en el currículo universitario, un liderazgo transformador dentro de cada universidad es también necesario. Sin una autoexigencia, se está en grave peligro de caer en la mediocridad, en no aportar ningún valor ni al estudiante ni a nuestro entorno.
El propio presidente del CRUE afirma asimismo que la oferta curricular debe ajustarse más y mejor a las necesidades de la sociedad, de las empresas, y de otras instituciones públicas y privadas.
Como casos de éxito dentro de la adaptación del currículo universitario a los nuevos tiempos se pueden destacar:
Singapur: Basa su crecimiento en la renovación y la adaptación, basada en tres pilares: apoyo del Gobierno, autonomía en la gestión, y una gestión del talento. Esto se complementa con una evaluación constante del profesorado (por parte de alumnos y compañeros) y laboratorios cooperativos, donde los alumnos investigan y experimentan con las nuevas tecnologías. Por último, su gran apuesta (y única en el mercado por ahora) es ofrecer la posibilidad a los egresados de cursar dentro de 20 años cursos de reciclaje de manera gratuita, pues consideran que el futuro de la universidad pasa por ofrecer aprendizaje a lo largo de la vida.
Canadá: Los directores de cada centro tienen un rol esencial dentro del diseño de los programas formativos, con una gran autonomía y capacidad de adaptación respecto a las necesidades de los alumnos. Además, el alumno tiene un amplio margen de maniobra para elegir el itinerario que desea cursar dentro del programa formativo. Además, están haciendo grandes esfuerzos para medir competencias tales como pensamiento crítico, empatía, respeto, etc.
Barcelona: Están diseñando nuevos grados de corta duración, que varían su contenido en función de las necesidades actuales del mercado laboral, diseñados junto con las empresas.
Tras todo este análisis, una de las conclusiones que se puede extraer es que los nuevos currículos deben estar dirigidos hacia las disciplinas STEAM (ciencia, tecnología, ingeniería, arte y matemáticas). Esta disciplina surge como evolución de STEM, donde el arte no estaba incluido. pues no queda duda de que es completamente necesario desarrollar y evaluar habilidades como el sentido crítico, la capacidad de análisis y de reflexión, la apertura a nuevas experiencias y la capacidad de trabajo en equipo. Para así crear un perfil que tenga las aptitudes técnicas y competencias necesarias como para gestionar proyectos de cualquier tipo.
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