La investigación realizada en torno a un nuevo modelo curricular, así como los insights obtenidos de las entrevistas, indican que uno de los mayores retos de la nueva universidad debe ser cómo integrar en los programas las llamadas "habilidades blandas", cómo evaluarlas, y cómo conseguir que el estudiante extraiga aprendizaje de dicha evaluación.
Aunque el reto sea mayúsculo, cuanto más tarde se ponga en marcha el proceso, menos preparados estarán los alumnos para el mercado laboral que les espera, donde para aportar verdadero valor a la empresa deben potenciar estas habilidades.
Un tema tan complejo requiere de un gran número de ideas que faciliten su operativización. Para ello, el equipo (formado por 6 miembros ( alumnos universitarios, profesores universitarios y de secundaria y un alumni) ha creado un documento colaborativo, bajo las pautas del método 635.
Para comenzar, cada miembro del equipo generaba 3 ideas durante 5 minutos como máximo. Esas ideas iban circulando por el resto del equipo, hasta llegar a un total de 108 ideas (30 minutos)
Este método pierde originalidad (al usar como inspiración las ideas marcadas por el anterior compañero, por lo que las ideas acaban siendo similares) a cambio de una mayor profundización. Algo interesante en este caso, pues llevar a la práctica algo tan complejo como este reto necesita de una reflexión concienzuda.
Todas las ideas generadas se podrían resumir en cuatro grandes grupos:
Integrar perfectamente las habilidades blandas en el core del actual programa formativo: darle su espacio dentro de la asignatura, pero sin eliminar en ningún caso el contenido de esta última.
Mejorar la manera actual de comunicar la evaluación. La evaluación semestral única ha perdido su sentido, pero tampoco aporta demasiado un simple troceado de la evaluación del programa.
Aprovechar la tecnología para una evaluación continua real, que pueda hacer una analítica a tiempo real de la plataforma de aprendizaje utilizada es una idea a valorar.
Aprendizaje basado en proyectos/retos. Tener asignaturas estancas dificulta el proceso de aprendizaje, al dar la sensación al alumno de que las materias son inconexas entre sí.Un programa real basado en retos, donde las asignaturas sean el medio para conseguir un fin mayor, podría permitir una mejor evaluación de las habilidades transversales.
Desglosar y bajar a tierra las habilidades: La creatividad es un concepto intangible, por lo tanto, el propio alumno no sabe a qué nos referimos cuando hablamos de estos conceptos. Mostrarle cómo se va a evaluar dicha habilidad servirá también para que él mismo sea consciente de cuáles son sus áreas de mejora.
Al tener los cuatro grandes grupos de ideas, se hacía difícil eliminar unos en favor de otro, por lo que, tras una nueva reflexión, se llegó a la conclusión de que había una idea que recogía lo mejor de cada una de las cuatro:
Gamificación de los programas.
La gamificación permite seguir un hilo conductor a lo largo de todo el programa, dividiéndolo además en pequeños hitos. Integra las habilidades blandas en el contenido más "hard", dándole siempre un lugar preferente. Un sistema gamificado permite un análisis continuo y a tiempo real de la evaluación del alumno, pudiendo tener él además el resultado de su progreso en todo momento. Comprobar el impacto de cada asignatura/reto en el objetivo final también permite no perder nunca el foco. Un juego en el que haya que tomar decisiones, en tiempo y forma, facilita la comprensión por parte del alumno de qué ha ido bien y qué ha ido mal en su partida.
Por si fuera poco, mantiene al alumno más motivado, pues ver de forma constante su progreso y las áreas de mejora crean una competitividad a nivel interno e individual de cada alumno.
Además, la consecución de las habilidades blandas podrían estar sustentadas, y mostrarse en el currículum del futuro, más allá del título o las notas técnicas obtenidas.
El método 635 utilizado ha resultado de gran utilidad para el desarrollo final de la idea. Que cada miembro del equipo desarrolla sus tres primeras ideas de forma individual, y que además completara las de los compañeros con su visión personal, ha permitido una profundización de las ideas más críticas para la puesta en común final. De hecho, la consolidación de todas las ideas en una sola no habría sido posible si todos los miembros del equipo no hubieran asimilado las ideas de sus pares.
Para posteriores dinámicas de trabajo con este mismo método, quizás sería interesante que cada participante señalara las 2/3 mejores ideas de todas las desarrolladas, y a partir de ahí buscar coincidencias con los demás miembros del equipo para hacer más sencilla la elección final.
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